La situación sociolingüística de la república paraguaya suele ser harto desconocida para el común de los mortales. Paraguay es un caso único en Hispanoamérica, puesto que de todas las repúblicas americanas que se emanciparon de la corona española a lo largo del siglo XIX, resultó ser la única nación en la que el español no prosperó como (única) lengua nacional. A diferencia del resto de colonias latinoamericanas, en las que a raíz de la colonización y posterior independencia su población criolla y mestiza adoptó en mayor o menor medida el castellano como lengua propia, en Paraguay se dio un fenómeno inverso en el que el guaraní, idioma indígena del grupo tupí, devino lengua habitual de gran parte de la población (inclusive muchas veces aquella con origen peninsular).
Situación geográfica de
Paraguay
en el contexto suramericano
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Según varios documentos de la época colonial, las misiones jesuitas que se instalaron en la región con la finalidad de evangelizar a los “indios” predicaron la fe cristiana en las lenguas vernáculas. Si a ello se le añade el hecho de que ninguna universidad y/o institución de especial relevancia surgió por aquellos lares durante aquel periodo, se puede presumir que la implantación del castellano en Paraguay fue más bien escasa. La independencia paraguaya en 1811 no trajo consigo significativos cambios en lo que a la situación lingüística respecta. Algunos aducen al carácter extremadamente rural del país en parangón con las naciones vecinas para justificar la supremacía del guaraní entre la población, si bien a finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX el castellano se fue imponiendo como la lengua predominante en los (pocos) centros urbanos paraguayos. Todo ello, y en este aspecto el Paraguay no se diferencia del resto de repúblicas latinoamericanas, dio lugar a una situación de diglosia en la que el español, a pesar de ser una lengua minoritaria en lo que a hablantes se refiere, se percibía como el idioma de la cultura y el poder, mientras que la lengua indígena (el guaraní, en este caso) era considerada poco más que un idioma rural, cuando no barbárico. A pesar de ello, el guaraní siempre estuvo presente de un modo u otro en la vida nacional y política; prueba de ello es la función identitaria que desempeñó durante la guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) contra Paraguay (1865-1870), o que la Constitución de 1967 recogiera (aunque fuera desde un punto de vista asaz diglósico) que “Los idiomas nacionales de la República son el guaraní y el español. Será de uso oficial el español”. Dicho enunciado cambiaría en 1992 con la promulgación de una nueva constitución en la que se sentencia bajo un cariz más políticamente correcto que “El Paraguay es un país pluricultural y bilingüe. Son idiomas oficiales el castellano y el guaraní”. Sea como fuere, y pese a las buenas intenciones, actualmente el guaraní sigue sin entrar en el uso oficial, por lo que se ve relegado al ámbito rural.
Según el censo de 2002 el bilingüismo paraguayo-castellano se encuentra bastante estable, si bien el número de hablantes de guaraní, ya sean monolingües o bilingües, es sensiblemente superior (3.120.420) al de castellanohablantes (1.742.590). He aquí una tabla del cómputo final:
Idioma
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Número de hablantes
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%
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Otros idiomas indígenas
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87.010
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1,8
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Guaranihablantes monolingües
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1.399.220
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27
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Guaranihablantes bilingües con castellano
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1.721.200
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33
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Castellanohablantes bilingües con guaraní
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1.330.810
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26
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Castellanohablantes monolingües
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411.780
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8
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Portugués
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122.520
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2,4
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Alemán
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36.200
|
0,7
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Japonés
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3.210
|
0,1
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Coreano
|
2.810
|
0,1
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Otros idiomas no indígenas
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3.960
|
0,1
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Total
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5.118.809
|
100
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A pesar de la preponderancia numérica del guaraní, conviene remarcar que paradójicamente el idioma urbano y de prestigio es el castellano. Asimismo, se viene observando un éxodo cada vez más masivo hacia las ciudades, por lo que se teme que en el futuro el número de guaranihablantes monolingües decrezca en favor del español. Aunque tímidamente por parte de las autoridades se han llevado a cabo durante los últimos veinte años medidas para afianzar el guaraní entre los sectores que lo hablan, la situación lingüística en Paraguay sigue siendo diglósica. El español es la lengua del gobierno, de la justicia, de los medios de comunicación y de la alta sociedad nacional. Mientras tanto, el guaraní se encuentra rezagado en el ámbito doméstico y rural, a menudo por elección de sus propios hablantes, víctimas de prejuicios endémicos. Ante tan desigual situación, se encuentra en la mano del pueblo paraguayo la decisión futura de preservar (y mejorar, todo sea dicho) un bilingüismo único en el ámbito hispanoamericano.
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