Cada cierto tiempo se oye aquello
de que el español está de moda, que millones de personas lo estudian, que
dentro de cincuenta años lo hablarán 600 millones de individuos o más… ¡Ay, que
tiemblen los ingleses! Debe de ser una tendencia perenne, pues tales
afirmaciones las lleva oyendo servidor desde que tiene uso de razón (y créanme,
una veintena de años no es algo baladí en este aspecto). Será por ello que lo
de cantar en español siempre ha sido algo muy “trendy” y "cool",
teniendo en consideración que muchos cantantes y grupos ajenos a la
hispanoesfera han tenido alguna vez a lo largo de sus carreras algún tipo de
deferencia hacia el castellano, versionando (o destrozando) sus temas en dicho
idioma. El resultado, como muchos podrán imaginar, no siempre ha sido el
esperado…
Los precursores en el arte de
versionar “a granel” sus éxitos en lengua cervantina son los ABBA, inaugurando
con ello la denominada "escuela escandinava" en la que también se
incluiría años después a Roxette con su inefable disco "Baladas en
español" y estribillos tales como "Un día sin ti es una eternidad, es
un adiós que duele por dos". Suma perfección. Aunque si de
perfección se trata, hemos de volver a ABBA que a base de
Chiquititas y Fernandos han quedado en el imaginario colectivo como aquellas
dos parejas pihippies provenientes de la gélida Suecia. ¿Qué más daban el
acento valquírico de erres interminables y uves labiodentales y esas
rimas que rozaban el ripio la mayoría de veces? Hete aquí una de sus canciones
en español menos conocidas, "No hay a quien culpar", homenaje a los
"ferranos de amorrrrr" ya pasados y a las aves que migran (sí, sí, no
es broma…). El vídeo no desmerece para nada al tema; en el mismo, vemos a Frida
caminando por la orilla de un lago o playa con la mirada fija en el horizonte,
quién sabe si pensando en dejar a Benny o rememorando el Lebensborn…
Como si del mismo Renacimiento se tratara, se podría
afirmar que la escuela más avanzada en el menester de la traducción
melódica es la italiana. Ya en la década de los 60 y los 70, varios
artistas transalpinos como Gigliola Cinquetti o Domenico Modugno
tuvieron a bien, con mayor o menor fortuna dependiendo del caso,
versionar sus éxitos en castellano: auténticos himnos al "amore"
edulcorado. La eclosión habría de esperar, sin embargo, hasta la
década de los 90, ya que durante los 80 hubo un paréntesis con
Sabrina Salerno y sus "gracias" en lengua inglesa... Los
reyes del género itálico son sin duda Eros Ramazzotti y Laura
Pausini, la segunda con mejor pronunciación que el primero, todo sea
dicho. Mención aparte merece Tiziano Ferro, quien de pronunciar a la
ibérica en su primer álbum, pasó a sesear en posteriores discos,
quizás con la intención de ganarse el favor del pueblo mexicano
tras las desafortunadas declaraciones que hiciera sobre las mujeres
del país azteca y su supuesta vellosidad supralabial. Meando un poco
fuera de tiesto, en este grupo de "tránsfugas ceceístas"
también podríamos incluir a Mónica Naranjo, David Bisbal o
Alejandro Sanz, quienes tan alegremente mezclan ceceo y seseo en una
misma canción (o incluso se olvidan de tan característico fonema
peninsular en varios de sus temas). Misterios dignos de Cuarto
Milenio, desde luego... Volviendo a los italianos, hoy recordaremos a
Valeria Rossi, quien se diera a conocer hará unos 10 años con un
"tormentone" de simplona e ininteligible letra en itañol
llamado "Tre parole". Tras ello, la Rossi fue obviamente,
pasto del más cruel y duro olvido. Aunque escuchando la canción,
uno entiende el porqué... "Dame tres faroles..."
Y qué decir de las Spice Girls… Quién no emuló en su tierna infancia a Geri al ritmo de “If u can’t dance” cantando, para disgusto de sus progenitores, aquel memorable rap en castellano con trasfondo fálico:
Hey
macho, te vi el otro día, me dio mucha, mucha alegría.
Escucha
la música. ¡Ay madre mía!
Hey
chico, tú no tienes nada.
Qué
susto, qué sueco, qué polla, qué tieso.
Oh,
no me toques, ay que pero, feo.
Venga,
venga, marcha salida, toma esa música, me encanta deprisa.
Cuidado, cuidado, qué chico, qué loca,
Toma mi ritmo
Me voy contigo
Hey macho te quiero
Quiero un hombre, necesito, si pero no tu nombre
Hey macho, Hey macho
Si no bailas esto no puedes nada conmigo.
Cuidado, cuidado, qué chico, qué loca,
Toma mi ritmo
Me voy contigo
Hey macho te quiero
Quiero un hombre, necesito, si pero no tu nombre
Hey macho, Hey macho
Si no bailas esto no puedes nada conmigo.
La Halliwell, medio española y
versada en poesía lírica, no tuvo bastante y decidió premiar a sus sufridos
fans años más tarde, y ya en solitario, con otro tema de marcado sabor hispano,
Mi chico latino, cuya letra al borde de la pidginización haría temblar a los
mismísimos académicos con frases tan macarrónicas y anacolúticas como:
Qué
sueño, “dolce” y pequeño
Yo no sé, yo no sé
Pero no es un cuento
Mi corazón con tormento
Chico latino te quiero y simplemente deseo
Yo lo sé el camino
Yo no sé, yo no sé
Pero no es un cuento
Mi corazón con tormento
Chico latino te quiero y simplemente deseo
Yo lo sé el camino
Y como colofón agramatical:
Es una sueño latino
¡Porque ella lo vale!
Allende los mares, en la América anglosajona,
también han sentido fascinación por el noble arte
lírico-traductológico. En un mercado discográfico en el que
Shakira quiere ser como Beyoncé y Beyoncé quiere ser como Shakira
(quien lo dude, que vea el vídeo de Beautiful Liar), la exlíder
de Destiny’s child no quiso ser menos que la de Barranquilla y, en
un afán más de protagonismo, se marcó su propio crossover al
versionar en español algunos de sus temas más conocidos. Puestos a
elegir, servidor se queda con “Si yo fuera un chico” (léase, “Si
yo fuera un chicó”); el resultado, a pesar de la agudización del
llano vocablo “chico”, resulta, bajo la humilde opinión de uno,
correcto.
Sin embargo, Beyoncé no fue la primera, ni será la
última. La “escuela norteamericana” es harto fecunda en este
aspecto. Divas varias como Jennifer López, Christina Aguilera o
Nelly Furtado han querido reivindicar, por amor al dólar
seguramente, sus ancestros, publicando álbumes completamente en
español, aunque no siempre obteniendo los frutos esperados...
¿Acaso nadie recuerda aquello de “Ven conmigo, ven conmigo,
baby…” de la Aguilera? ¡Si hasta fue número 1 en Los 40
Principales! Previo cheque de la discográfica, claro... Así se las
gasta la democracia de la radiofórmula... Y pensar que ahora la
tienen olvidada....
Asimismo, años ha, en un lugar de Florida, mientras las Spice Girls deleitaban a propios y extraños con sus particulares odas a los falos, su símil masculino, los Backstreet Boys, en un nuevo capítulo de ñoñería edulcorada, hacía las delicias de las quinciañeras con sus propias versiones en español. "Nunca te haré llorar, nunca te he de engañar, prefiero morir que vivir sin ti", rezaba la letra. Y ellas que se lo creían...
En las antípodas de la cursilería
de los de Orlando, y más en sintonía con las Spice, los germanos Rammstein,
quizás como respuesta a la girlband, publicaron en 2005 una canción de clara
influencia mexicana bajo el prosaico título de “Te quiero, puta”. ¡Menudo
piropo!
La lista de guiris que han coqueteado con las eñes
es asaz extensa y aunque uno se podría explayar rememorando a
muchos más, no sería menester por lo tedioso que ello pudiere
resultar para el lector. Sin embargo, cabría finalizar con la reina
(o eso dicen) de la industria: Madonna. De sobras es conocida por
todos la fascinación que siente la Ciccone hacia lo hispano, y, pese
a haberlo intentado en varias ocasiones y haberle puesto, uno
imagina, ganas y empeño, ha demostrado que el español no es lo
suyo. La inverosímil "Verás", la inefable "Lo que
siente la mujer" o su última mamarrachada a la española,
"Spanish Lesson", son prueba de ello. En esta última,
vemos a Madonna, cual guiri en Lloret de Mar, repitiendo a lo largo
de cuatro interminables minutos una "jartá" de topicazos
más bien propios de algún tema incluido en el otrora noto "Disco
Estrella". Y encima tiene la desfachatez de preguntar
"¿Habla español?". Yo sí, tú, permíteme que lo
dude...
Próximamente, y ya puestos a cuestionar: artistas
patrios cantando, como dirían nuestras abuelas, en
"extranjero"...
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