En estos tiempos de modernidad de salón, parece ser que la cortesía que otorga el usted no encuentra su lugar en el discurso del vulgo. Imperan, en cambio, el colegueo y el amiguismo, la malentendida cercanía del tuteo y la falsa progresía de una sociedad cada vez más deshumanizada presa de complejos y prejuicios. Es tal el delirio colectivo que hoy en día se nos tutea en todas partes: en tierra y aire, en la calle, por teléfono, en televisión... El usted, por lo visto, queda muy antiguo y es más bien propio de otras épocas en blanco y negro.
Según un estudio de la Universidad de Murcia, de 211 anuncios analizados un 63% usaron el tú, mientras que un 37% optó por el usted |
Todo ello no es sino síntoma de la incapacidad cada vez más frecuente y generalizada de saber cambiar de registro según el interlocutor que se tiene delante y la circunstancia ante la que uno se encuentra, y del empeño por parte del maniqueísmo progre, quizás sabedor de su paupérrimo nivel lingüístico, de elevar el registro vulgar y/o familiar a la categoría de único válido. Dicha situación tal vez se deba al endémico problema de la educación en España, basada en gran parte en el buenismo, o acaso la causa radique en cuestiones meramente sociales o en una simple moda pasajera (que demasiado estaría durando...). Sea como fuere, lo cierto es que cada vez menos gente tiene interiorizada la adecuación lingüística al contexto, haciendo que la deshumanización del lenguaje, disfrazada siempre de fingida modernidad, campe a sus anchas en amplios sectores de la sociedad española. De hecho, hoy en día no resulta extraño toparse con individuos esclavos del tuteo que a duras penas saben conjugar las formas verbales propias del usted. Los hay también quienes confunden el respeto con la edad. “No me tutees, que aún soy joven”, dirán ofendidos; desconocedores, seguramente, de que el ustedeo a uno no lo hace viejo, sino que es una prueba de igualdad y de respeto entre hablantes, a diferencia del tuteo cuyo uso excesivo, según el contexto, puede resultar incluso agresivo y forzado.
Señores, el tutear a todas horas ni es más guay, ni más joven, ni más moderno, sino que supone un empobrecimiento progresivo del lenguaje y de la capacidad de adaptación del hablante a un contexto más o menos formal. Aunque si de ser formal se trata, qué se puede esperar de un país cuyos iconos parecen ser aquellos que hacen del barriobajerismo y la ordinariez su modus vivendi... Y es que así nos luce el pelo.
Señores, el tutear a todas horas ni es más guay, ni más joven, ni más moderno, sino que supone un empobrecimiento progresivo del lenguaje y de la capacidad de adaptación del hablante a un contexto más o menos formal. Aunque si de ser formal se trata, qué se puede esperar de un país cuyos iconos parecen ser aquellos que hacen del barriobajerismo y la ordinariez su modus vivendi... Y es que así nos luce el pelo.
¿Me entiendes? |
Aunque el blog me parece muy interesante y ameno, me gustaría dar mi opinión al respecto. No creo que el tutear más a menudo se deba a que la gente no sabe adaptarse a los contextos donde se requeriría, lo que realmente ha de estar sucediendo es que ya, afortunadamente, no hay abismos entre clases sociales y esa homogeneización de las clases tiene su reflejo en el uso que se hace de la lengua. Como sabrás, en las sociedades fuertemente estratificadas socialmente, cada capa social tiene llamativas diferencias con las demás y cuando estas capas interactúan también hay códigos bien diferenciados para cada una, en función del poder y la desigualdad.
ResponderEliminarCreo que las élites conocedoras de la lengua culta tendemos en no pocas ocasiones a despreciar el uso que hace la gente menos educada, pero: no hemos de olvidar que las fórmulas y palabras que emplean son las que a ellos en SU realidad les son más útiles y expresivas y, de hecho, con matices que los hablantes de élite ni podríamos entender.