Noruega, país de fiordos y de trolls, resulta un lugar muy interesante desde un punto de vista sociolingüístico, pues prevalece en él una situación de bilingüismo oficial que supone una excepción en el contexto de la problemática étnico-lingüística europea. Dicha situación tan sólo es comparable a las vicisitudes que llevaron a la definitiva oficialización
del griego popular (demotikí), en substitución de la variedad basada en la tradición
clásica (katharévusa), tal y como ya se trató semanas atrás en otra entrada del blog. Existe entonces en el país escandinavo una lengua “noruega” dotada de dos variedades
oficiales parificadas en el plano jurídico. Ello supone la convivencia de dos
modalidades idiomáticas afines, pero a su vez substancialmente diferentes: por una parte, la bokmål (lengua del libro), anteriormente también conocida como riksmål (lengua del estado), y que es hablada hoy en día por el 80% de la población, y, por otra parte, el nynorsk (neonoruego) o
landsmål (lengua de la tierra), hablada por el 17,5%.
En 1885 este neonoruego, definitivamente codificado en 1901,
se oficializó en igualdad de condiciones con el
riksmål. Ello dio pie a una distinción de
carácter sociolingüístico entre las dos lenguas con la elección de la
riksmål por parte de ciertos sectores burgueses y urbanos, y del nynorsk en el ambiente más rural y entre los grupos políticos nacionalistas. A partir de la independencia de Suecia en 1905, tanto el estándar del
bokmål como el del nynorsk fueron reformándose con la intención
de agilizar el proceso de convergencia entre las dos variedades y favorecer así su
integración en una nueva variedad nacional (samnorsk). Los distintos gobiernos que se sucedieron desde entonces favorecieron estas formas de
dirigismo lingüístico, para el desagrado de los distintos grupos que apoyaban los respectivos
estándares. Sólo a partir de 1966 se renunció a la perspectiva de una unificación lingüística del país,
admitiendo de manera definitiva el bilingüismo imperante. De este modo, a partir de los
años ochenta se promulgó también una legislación específica mediante la cual se atribuye a
los municipios, entre otras cosas, la elección de la variedad lingüística en la
cual quieren llevar a cabo las relaciones con la administración central del estado. La distinción entre la
bokmål, más cercana a las exigencias de la
comunicación moderna y hablada en las regiones más pobladas, y el nynorsk, más
arcaizante y vital sobre todo en la parte suroccidental del país, continúa por
lo tanto caracterizando el paisaje lingüístico noruego. Aunque el mayor prestigio
de la
bokmål, a pesar de la cooficialidad, parece evidente y destinado a
aumentar, no hay que olvidar que el uso del nynorsk, que se basa también en la
vitalidad de los dialectos locales, ha acabado por asumir una valencia
identitaria, hasta tal punto que la preferencia por esta variedad responde a
motivaciones individuales de autoestima que parecen no estar presentes en la
adhesión a la
bokmål, que representa la opción lingüística “normal” para la
mayor parte de la población noruega.
Artículo relacionado: Diglosia: el griego
Esta particular situación fue consolidándose a partir de la
segunda mitad del siglo XIX, cuando, en los albores del despertar nacional como
consecuencia de la independencia de Noruega con respecto a Dinamarca y a la posterior unión con Suecia, se afirmó la voluntad de substituir la lengua danesa
estándar, oficial hasta entonces, por la variedad dialectal danesa que se había empezado a difundir en
la zona, especialmente en las ciudades, a partir del tardo medievo y
con el advenimiento de la reforma protestante. Este idioma reformado, para cuya
estandarización se acentuaron las diferencias con respecto al danés estándar,
constituyó la base de la
bokmål , lengua en la cual se expresaron, en el
ambiente del renacimiento literario noruego, escritores de la talla de J. Moe,
K. Knudsen y H. Ibsen. Sin embargo, contemporáneamente fue ganando terreno, sobre todo gracias a la actividad del escritor
I. Aasen, la normativización de la landsmål, una nueva lengua basada en
los dialectos noruegos más puros, que habían permanecido menos expuestos a la
influencia danesa.
División municipal entre las dos variedades en el año 2007 |
Artículo relacionado: Diglosia: el griego
hola una pregunta yo quisiera saber si en su país sufren algun tipo de discriminación por no hablar cierta lengua
ResponderEliminarpor cierto buena información
Eliminar