Hoy transcribo la primera parte de un interesante artículo titulado "Alacant: els fets" que el filológo y lingüista Joan Solà (1940-2010) escribió para el diario Avui hace más de quince años en relación a la publicación del libro "Alacant, la llengua interrompuda", que trata sobre el proceso de substitución lingüística que lleva casi dos siglos gestándose en la ciudad de Alicante. Tuve la suerte de dar con dicho artículo (entre algunos otros) hace algunos años durante mi época de estudiante en la Facultad de Traducción e Intepretación de la UAB, y desde entonces siempre tengo a bien releerlo por lo interesante que me resulta. Dado el tiempo transcurrido desde su publicación, seguramente algunos de los datos facilitados ya no sean precisos; aun y así, el contenido general y la denuncia no han perdido ni un ápice de vigencia.
Alicante: los hechos
El profesor Brauli Montoya ha publicado un libro importante sobre el estado de la lengua (catalana) en la ciudad de Alicante: Alacant, la llengua interrompuda (Comercial Denes, Valencia 1996). Los hechos que describe ya eran conocidos desde hacía tiempo, pero ahora los tenemos mucho más comprobados y contextualizados: digamos que ya se pueden considerar definitivos. Además, el libro es excelente en diversos aspectos: en la estructura, en la redacción y en la edición material. La obra recoge el trabajo de campo realizado por el autor con 130 personas y la información que proporciona la bibliografía existente. Veamos cuáles han sido estos hechos.
Se sabe que el catalán retrocede en la ciudad de Alicante exactamente desde mediados del siglo XIX. Si nos referimos al síntoma más significativo, la interrupción en la transmisión de la lengua de padres a hijos, el retroceso comienza en la clase pudiente y en el centro urbano, y después, gradualmente, en las décadas de 1910, 1920 y 1930, se extiende al resto de clases sociales y a los otros barrios de la ciudad. Durante los años 40 del siglo XX se produce una multiplicación de familias castellanizadas; de este modo, "la segunda generación castellanizada de la clase social baja y la cuarta de la alta se igualan en lo que respecta a la ausencia del catalán como segunda lengua": el catalán, pues, ha desaparecido incluso como segunda lengua.
Dicho con estadísticas: la ciudad tiene poco más de un cuarto de millón de habitantes; de estos, los más grandes de 30 años que declaran saber el catalán son poco más de veinte mil (un 8%); y de estos últimos, sólo unos nueve mil tienen el catalán como primera lengua (un 3,6% del total de habitantes). De las personas menores de 50 años, ninguno sabe el catalán por transmisión familiar: si acaso, lo saben como segunda lengua por el ambiente y, los pequeños, por la escuela y la televisión. Asimismo, estos dos poderosos medios de formación, que han conseguido un leve aumento en el conocimiento pasivo del catalán, no han frenado la "clara curva descendiente" en el uso efectivo del idioma: en 1994 el uso familiar suponía un 11% del total, y el uso público no llegaba al 3%.
Ya lo hemos dejado entrever, pero dejémoslo claro: el conocimiento del catalán oral se encuentra en proporción directa con la edad; hasta la edad de 9 años dicho conocimiento tan sólo lo poseen un 5% de personas: y sólo supera el 40% en personas de más de 85 años; proporción que es más o menos la misma incluso dentro del grupo de aquellos que se declaran catalanohablantes de primera lengua.
Por lo tanto, el autor puede describir la situación con términos nada equívocos: en la ciudad de Alicante el catalán se encuentra en fase "terminal", ha llegado al "punto final", es una lengua que ya "no se oye": para el conjunto de la población "ya no es su idioma". O, en boca de diferentes encuestados que aún pueden usar el catalán: "Aquí en Alacant ocurrix aixina", que "sempre mos han parlat en castellà": en el mejor de los casos (en la experiencia de la gente mayor): "Lo típic d'aquí d'Alacant: es pares parlen en valencià però as fill es han parlat en castellà". En resumen, y en boca de un taxista: "En Alacant som castellans". El decano de la sociolingüística, Fishman, establece 8 fases en la decadencia de una lengua; la octava tiene lugar "cuando sólo quedan conocedores parciales de la lengua que ya no son usuarios de la misma"; y la séptima, cuando los usuarios habituales de la lengua constituyen estratos generacionales envejecidos y perfectamente localizables y reconocibles como tales. Alicante se encuentra en el nivel 7. Hemos visto los hechos. Ahora toca ver las causas, no menos interesantes.
FUENTE: Joan Solà i Cortassa, Avui, 15/05/1997
TRADUCTOR: Antonio Tena Corredera
Tras dicho artículo, Solà escribió una segunda parte de nombre "Alacant: les raons", que en breve será publicada en el blog.
ARTÍCULOS RELACIONADOS:
- La cuestión valenciana
ARTÍCULOS RELACIONADOS:
- La cuestión valenciana
Hola! Soc d'alacant i acabe de descobrir el teu blog i em sembla super interessant. Per desgràcia els articles que publiques d Alacant son son ver, a la ciutat l'estat de la llengua es molt precari, encara que últimament associacions de joves etc tenen interès en fer viure la llengua, jo entre ells! Mon pare el parla pero a mi i als meus germans ja no ens la va transmetre,encara que porte tota la vida escoltant-la perque tota la meua familia famirna parla valencià. La situació millora als pobles del area metropolitana com sant vicent, que es on vaig naixer, mutxamel,i sant joan sobre tot Campello. Podria parlar moltíssim del que dius al dos articles perque le vist tota la meua vida. Gràcies per fer este blog tant interessant!
ResponderEliminar