Poco o nada podía imaginar Antoine de Saint-Exupery cuando publicó por primera vez "Le Petit Prince" en 1943 que su relato iba a convertirse en uno de los clásicos de la literatura universal contemporánea. Prueba de ello es que a día de hoy ha sido traducido a más de 250 idiomas y dialectos de los cinco continentes, siendo seguramente una de las pocas obras en conseguir tal proeza (con permiso de la Biblia). La primera vez que leí este libro, lo hice en catalán -"El Petit Príncep"-, y he de reconocer que por entonces el relato no fue de mi agrado, más que nada porque mi corta edad me impedía entender muchos detalles de aquella historia que a mí se me antojó como demasiado oscura para tratarse de un cuento para niños. Luego, con el paso de los años, volví a dar otra oportunidad a la obra de Saint-Exupery, esta vez en castellano, "El Principito". Fue en ese preciso instante cuando todo un sinfín de nuevos matices y de mensajes hasta entonces cifrados se abrió ante mí.
Aquello no fue sino el principio de mi peculiar romance con este libro. A los pocos meses, me topé en una conocida librería del centro de Barcelona con un ejemplar del cuento traducido al ladino -"El Princhipiko"- y me invadió un sentimiento irrefrenable de querer hacerme con él. Fue de este modo cómo empecé otra de las tantas colecciones que inicio y que nunca suelo acabar (si es que las colecciones pueden acabarse): conseguir "Principitos" traducidos a la mayor cantidad de idiomas. Dado mi interés por las lenguas, así como la profundidad de la historia y la universalidad que ésta ha alcanzado, esta aventura era inevitable. Durante estos dos años de búsqueda, he conseguido tener en mi haber más de veinte ejemplares traducidos a idiomas de lo más variado: desde el gallego hasta el vietnamita, pasando por el croata o el japonés. Muchos de ellos, todo hay que decirlo, han llegado a mí gracias a la inestimable ayuda de amigos. Y muchos más están por venir...
Por este motivo, hace poco inicié un blog paralelo a este en el que poco a poco iré dando a conocer los "Principitos" de mi colección. El nombre de la bitácora, cómo no, lleva el nombre de la traducción que dio el pistoletazo de salida a esta afición, El Princhipiko. Espero que os guste.
ENLACE: El Princhipiko
Por este motivo, hace poco inicié un blog paralelo a este en el que poco a poco iré dando a conocer los "Principitos" de mi colección. El nombre de la bitácora, cómo no, lleva el nombre de la traducción que dio el pistoletazo de salida a esta afición, El Princhipiko. Espero que os guste.
ENLACE: El Princhipiko
Lo esencial es invisible a los ojos
En este vínculo encontrarás información sobre una edición de El Principito en otomí, una lengua indígena mexicana. Espero puedas abrir el enlace sin problemas:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/agencianotimex/photos/a.472780639404052.126890.133394233342696/822012104480902/?type=1&theater
En caso de que no puedas abrirlo, te trascribo el texto de la nota:
ResponderEliminar"Dan a conocer edición en otomí de "El Principito" en París
París (Notimex).- El Instituto Cultural de México acogió hoy aquí la presentación de la primera edición al otomí de "El Principito", del francés Antoine de Saint-Exupéry, la primera obra no escrita en español que se traduce a la lengua indígena.
La edición fue presentada en el centro cultural mexicano de la capital francesa por los dos promotores de la iniciativa, el traductor de la obra, Raymundo Isidro Alavez, y el antropólogo francés Jacques Galinier, experto en los otomíes.
De acuerdo con el profesor Raymundo Isidro Alavez, la edición en otomí tiene el mismo número de páginas que en francés, 95, pero su título es más largo y se traduciría literalmente al español como "El muchachito gran jefe".
La edición conserva los dibujos originales del libro publicado por primera vez en 1943 y según el profesor Raymundo Isidro Alavez, fue traducida directamente del francés intentando reducir al máximo la inclusión de neologismos.
"Lo elegimos porque es una obra de carácter universal que tiene un mensaje que podía interesar y que era relativamente fácil de traducir y no muy connotado culturalmente", explicó a Notimex el antropólogo Jacques Galinier, quien ha estudiado a los otomíes durante 45 años..."
Saludos desde México.