Hace un par de días, visionando una divertidísima promoción de Netflix a propósito de Eurovisión, oí por primera vez el término todes. Vayan por delante mis disculpas a los early adopters por mi ignorancia pero hasta ayer desconocía la existencia de tal vocablo. Sea como fuere, lo cierto es que al principio no le presté demasiada atención; es más, lo atribuí a alguna moda milennial que, por cuestión de edad, me era totalmente ignota o a un guiño a la lengua asturiana. Sin embargo, al leer los comentarios del vídeo, reparé en algunos en los que se quejaban del uso de dicha palabra en la frase "ya estamos todes" que dice Betty Missiego hacia el final del vídeo.
Fue ahí cuando empecé a indagar al respecto y descubrí que todes se trata de una de las más recientes propuestas del conocido como lenguaje inclusivo. Todes (al igual que nosotres, otres, amigues, compañeres, etc.) sería, con esa terminación en -e, una nueva propuesta de género para referirse al conocido como neutro genérico, tarea que en castellano y la mayoria de idiomas latinos ostenta tradicionalmente el masculino. Es más, existe incluso otra tendencia que prefiere usar la x en lugar de la e para referirse a este nuevo género neutro, por lo que todes sería en este caso todxs.
Ha sido tal el revuelo causado en torno al tema que incluso la docta casa del idioma (o sea, la RAE) se ha pronunciado al respecto para rechazar este uso, lo que le ha acarreado no pocas críticas especialmente por parte del movimiento feminista.
No es la primera vez que aparecen propuestas similares, aunque quizás no tan revolucionarias como ésta, en tanto que no proponen la creación de un nuevo género. Anteriormente se habían sugerido soluciones como la duplicación (ésta especialmente utilizada por los políticos): "compañeras y compañeros" o "miembras y miembros"; el uso de la @: tod@s, nosotr@s, amig@s, etc.; las fórmulas a/o y o/a: estimado/a, socia/o, etc.; o incluso la utilización exclusiva del femenino como neutro genérico, tal y como hacen los miembros de la CUP en todos sus discursos o más recientemente Podemos con su nueva marca política “Unidas Podemos”. No Todas estas alternativas son relativamente recientes pero por el momento siguen más o menos vigentes porque cuentan con un colectivo de hablantes, por minoritario que sea, que las sigue utilizando.
El castellano, claro está, no es el único idioma en el que se dan debates similares en torno al lenguaje inclusivo. De hecho, hay lenguas que parecen haber hallado una solución definitiva al respecto. Un ejemplo es el sueco, en quien parece haberse inspirado nuestro todes. En este idioma escandinavo desde hace tiempo viene utilizándose de manera cada vez más frecuente un pronombre de nueva acuñación para referirse tanto a él como ella. Se trata de hen, en contraposición a los tradicionales hon (ella) y han (él). Habrá que ver si el nuevo género terminado en -e logra arraigar también entre los más de 500 millones de hablantes, aunque a primera vista se antoja como una empresa bastante más ardua que en el sueco, idioma en el que, con 10 millones de hablantes, resulta más fácil alcanzar consensos. El tiempo dirá.
El lenguaje inclusivo en el idioma español no es necesario, tiende a confundir además se contradice.
ResponderEliminarPero el problema de esto es en el origen del mismo a través de sus "intelectuales". Me explico:
En psicología social se ve al lenguaje como un instrumento legitimador de instituciones y realidades, según esta corriente cambiando el lenguaje cambias la realidad. Entonces posiblemente piensan que alterando así la lengua se comienza a alterar la estructura patriarcal, es como un asalto a este, pero eso es específicamente lo que se le critica a esta rama de la psicología que considera todo como un constructo social y esto da origen a ciertos delirios