El
teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí, achaca las cifras a los cambios
demográficos de los últimos años y a la transformación digital, con el impacto
(en castellano) que las pantallas han tenido en la población juvenil. Reconoce,
eso, sí, que "todo lo que hacemos ahora por el catalán llega tarde" y
pese a las diferencias entre distritos, Martí apunta que en todos los
porcentajes están "muy lejos de una situación de normalización".
"La situación reclama actuaciones", afirma.
Si se miran en detalle los datos facilitados por el Ayuntamiento de Barcelona, se constata que Sarrià - Sant Gervasi es el distrito donde más jóvenes hablan catalán, con un porcentaje de casi el 45%. Le siguen Gràcia (43,5 %), Les Corts (39,7 %), Horta-Guinardó (36,6 %) y el Eixample (35,9 %). En cambio, los distritos donde los jóvenes hablan menos catalán son: Nou Barris (5,1 %), Ciutat Vella (15,9 %), Sants-Montjuïc (22,6 %), Sant Martí (23,2 %) y Sant Andreu (23,6%). He aquí la lista completa con los datos detallados:
También se
fomentará la proyección de cine en catalán en la ciudad, mediante
acuerdos con festivales y se creará el Día de la Lengua en Barcelona. En
cuanto a las medidas relacionadas con el comercio se realizarán cursos
específicos de catalán para empresas instaladas en Barcelona, y se creará la
campaña “Bon dia tingui” para fomentar el uso de la lengua catalana en los
comercios. En el campo del deporte, se incluye la formación en lengua catalana para
entrenadores y árbitros. En otros ámbitos como la sanidad,
por ejemplo, se realizará un programa de bienvenida para el personal médico que
venga a trabajar a la ciudad desde el resto de España o el extranjero y se
impulsará el voluntariado lingüístico entre los trabajadores del
Ayuntamiento.
Más
allá de la población joven, la situación del catalán en la ciudad es también
mala en el resto de franjas de edad. Según la Encuesta de Usos Lingüísticos de
la Población del año 2018 un 27% de los ciudadanos usa poco el catalán y
un 26% no lo usa nunca, lo que suma un 53% de residentes cuya
relación con la lengua catalana es más bien nula. En el otro extremo, un 11%
de los ciudadanos usa mucho el catalán en su día a día, un 19% lo
utiliza bastante y un 17% medianamente.
Ambos estudios observan en cualquier
caso un debilitamiento del catalán en su función de elemento de cohesión
social y como vehículo de pertenencia a la comunidad, así como un proceso de desconexión
emocional hacia el catalán entre cada vez más residentes de la Ciudad
Condal. Los estudios muestran asimismo un cambio en la composición sociolingüística
de Cataluña, con una reducción en el porcentaje de hablantes iniciales de
catalán, especialmente en Barcelona y su área metropolitana, y la tendencia a
dejar de utilizar el catalán en situaciones bilingües.
La opinión pública se pregunta ahora cuáles han podido ser los motivos que hayan llevado a la actual situación. De hecho, las redes sociales han echado humo en los últimos días en torno a la cuestión. Algunos lo achacan a los nuevos influjos migratorios, otros a las nuevas formas masivas de ocio en las que el castellano y el inglés resultan imperantes. Los hay también quienes han querido ver en ello otra de las tantas consecuencias del procés. Lo cierto es que probablemente todo se deba a un conjunto de motivos que merecen un análisis más profundo y sosegado del que se da en los foros de opinión digitales… y en los mentideros políticos, dicho sea de paso.
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